La ética cívica es la
ética de la “reflexión”, es la que nos permite repasar nuestro comportamiento
en una comunidad social. Dicha sociedad puede ser pluralista pero eso no
significa que no se tenga nada en común.
Una sociedad es moralmente pluralista cuando en ella conviven
personas que tienen diferentes concepciones morales de lo que es la vida buena,
diferentes proyectos de felicidad, es decir, diferentes “máximos de
felicidad” o como fue propuesto por Adela Cortina “máximos éticos”;
donde tienen a una vida plena y feliz, aspirando a desarrollar una convivencia
justa y vivir pacíficamente porque al mismo tiempo tienen unos “mínimos de justicia” o “mínimo éticos”, que todos comparten y que todos
respetan para no caer en inhumanidad.
Los
contenidos de esa ética cívica serían los valores de libertad, igualdad,
solidaridad, respeto activo y recurso al diálogo como camino para resolver los
conflictos frente a la violencia; se referirían al respeto a los derechos
humanos de las tres primeras generaciones, y a la idea de que los ciudadanos
deben considerarse como ciudadanos sociales.
En
definitiva como se nos hace difícil poder definir lo que es justo para cada
uno, puesto que se pasa a llevar los derecho de las personas, pasando lo mismo
que con la libertad, con la pregunta: ¿hasta dónde llega mi libertad?,
normalmente la respuesta es: hasta donde comienza la de la otra persona. La
ética cívica nos permite llegar a un acuerdo en las prácticas sobre normas y
principio, las que a su vez nos lleva a vivir mejor.
Sin
embargo todo esto es un ideal, es un sueño, una utopía, deberíamos ser capaces
como seres humanos de poder lograrlo, pero falta un largo camino por recorrer,
en primera instancia deberíamos adquirir un empoderamiento de todo lo que
hacemos y somos como personas, con el fin de poder desarrollar nuestro proyecto
de vida.
Deberíamos
ser capaces de conocernos como introspección y hacia los demás para lograr
empatía y respeto por el otro, lo que a su vez ayuda a desarrollar la
tolerancia, la cual es muy importante ya que nos da la posibilidad de convivir
en un mismo espacio con personas de diferentes culturas, diferentes realidades,
diferentes opiniones, y que todas forman parte y crean la sociedad en que
vivimos.
A
su vez, debemos ser capaces de realizar un autocuestionamiento sobre los
intereses personales, sobre las acciones que tomamos, ¿son por mi bien, por mi
propio beneficio o ayudan a un bien común? Llegando idealmente a desarrollar
una conciencia global.
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