domingo, 17 de noviembre de 2013

Comentario Reflexivo Individual del Seminario de Reproducción Asistida por Jocelyn Araya

Las terapias de reproducción asistida  son un conjunto de procedimientos destinados a obtener un embarazo y finalmente un niño vivo, en aquellas parejas que padecen de infertilidad y que por diferentes motivos no pueden hacerlo de manera tradicional. Existen varias técnicas: la inseminación artificial, la fertilización in-vitro, la inyección intracitoplasmática  de espermatozoides y  la transferencia embrionaria,  principalmente consisten en ayudar en diferentes niveles de la fertilización a que esta se lleve a cabo mejorando las condiciones “ambientales” o bien directamente  realizando la unión ovulo-espermatozoide. 

Antes ser padres dependía exclusivamente de la capacidad biológica de cada individuo, si no había éxito solo quedaba la resignación  o la adopción. Los adelantos tecnológicos en reproducción cambiaron estos hechos y si bien han entregado mucha alegría y han ayudado a muchos a cumplir el sueño de ser padres, también ha venido a cambiar  el significado del proceso pues ha separado los aspectos genéticos y reproductivos de maternidad y paternidad, hasta convertirlos en una cuestión social, y desde esta mirada social no ha sido fácil ponerse de acuerdo en cuanto a los principios morales de cómo crear vida y “jugar a ser Dios”.

La vida es el bien más preciado de la humanidad, crearla merece toda nuestra consideración, es por eso que se generan varios conflictos y dilemas morales en esto de las terapias de reproducción asistida. En cuanto a la inseminación artificial e hiper-estimulación ovárica y los posibles problemas que produce tanto a la mujer que se somete al tratamiento como en el riesgo de obtener embarazos múltiples, de ahí más encima decidir si es mucha la vida creada, hacer o no reducción embrionaria, arriesgando la vida de todos los embriones; ahora cuando hablamos de la fertilización in-vito e inyección intracitoplasmática ¿cuantos embriones debemos inseminar? pensando en que no todos serán utilizados, y sí no todos son utilizados ¿qué hacemos con esta vida: la desechamos, la guardamos, la destruimos, experimentamos,  la donamos para otras parejas?, ¿Cuantos embriones implantar para evitar embarazos múltiples y asegurarnos un embarazo no riesgoso?¿cuantas veces intentamos para conseguir el embarazo? ¿Hacer o no diagnóstico genético pre-implantacinal? ¿Hacer o no reducción embrionaria?¿es ético congelar la vida e impedir que esta se desarrolle?

Todas estas cuestiones por resolver están medianamente normadas en las diferentes legislaciones del mundo,  aun no hay un consenso y no se ha logrado encontrar la mejor forma  ética y moral de crear vida; de esta manera muchas parejas con tal de  cumplir su sueño son capaces de someterse  a extensas terapias y repetidos tratamientos sin importar a veces el costo físico y psicológico que esto conlleva hasta punto de perder el objetivo de la reproducción que es el trascender junto con la persona que se ama y proyectarse en esto de mantener la especie en un nuevo ser.


La reproducción asistida es un dilema ético que debe ser tratado con mucho cuidado y harta psicología, como profesionales de la salud debemos estar bien claros en las leyes que rigen estos procesos para informar a las personas de sus derechos y deberes, pero también para aconsejar, guiar y rehabilitar en esta imposibilidad de concebir, pues no es fácil tomar decisiones para las parejas en estos procesos y a veces significa desacuerdos, discusiones y peleas que pueden llegar al quiebre tanto de la persona como de las parejas.  Es importante entregar alternativas y no dejar de lado las opciones, como la adopción demostrando que la maternidad y la paternidad es más que engendrar, es criar, cuidar , amar y formar a un ser en una persona independiente que se valga por sí misma,  aporte a esta sociedad, a este mundo y además perpetúe la especie. 

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