Las vacunas son responsables
de muchos éxitos en salud pública a nivel mundial, como la erradicación de la
viruela, y la reducción considerable de otras infecciones graves, como
poliomielitis y sarampión.
Aun así, la vacunación ha
sido tema de diversas controversias éticas desde hace mucho tiempo. Por lo
general, los debates éticos clave relacionados con la reglamentación, el
desarrollo y el uso de las vacunas gira en torno a:
1.
Mandatos
2.
Investigación y pruebas
3.
Consentimiento informado
4.
Disparidad en el acceso.
Los debates y objeciones
éticas hacia los mandatos escolares, u otros, surgen porque algunas personas y
comunidades no están de acuerdo, o tienen creencias religiosas o filosóficas
que entran en conflicto con la vacunación, por
ejemplo, como un intento de proteger a la mayor cantidad de personas, los
reglamentos de salud pública sobre vacunación pueden infringir la autonomía y
libertades individuales.
Por lo tanto, surgen
tensiones cuando las personas desean ejercer su derecho de protegerse a sí
mismas y/o a sus hijos al rechazar la vacunación, en caso de no aceptar las
pruebas médicas o de seguridad existentes, o si sus creencias ideológicas no
respalden la vacunación.
Por ejemplo está lo asociado
a lo que la presencia de Timerosal puede causar, el timerosal es
un preservante contenido en la mayor parte de las vacunas y está compuesto en
un porcentaje importante de etilmercurio. Desde hace varios
años se le ha asociado con el aumento de autismo y otras patologías derivadas
como el déficit atencional y la hiperactividad, especialmente en los niños. También
está lo relacionado al Mercurio, donde las investigaciones han comprobado que
puede causar daños neurológicos en quienes se administra.
En nuestro país las
controversias frente a estos compuesto presentes en las vacunas ha ido en
aumento, llegando incluso a plantearse proyectos de ley que prohíban sus usos.
Existen vacunas sin estos
componentes, pero su acceso está restringido a aquellos que tengan los medios
para pagarlas, precios elevados para un bien que debiera ser de todos. Estas
vacunas deberían ser parte del plan de gobierno, de cualquier gobierno que esté
interesado en la salud de su gente, ya que los estudios que se han realizado
acerca de Timerosal en particular, no son concluyentes, por lo que se debiera
actuar en la línea de prevenir antes de curar como ocurrió en los países de
EEUU, Canadá y Dinamarca.
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