Síntesis
de la película
Jack
Kevorkian, un doctor “jubilado” pero sin intenciones de retirarse
de su quehacer de ayudar a las personas, comienza con una misión poco
ortodoxa y controversial participando en numerosos suicidios asistidos,
ganándose así el apodo de doctor muerte. Después de la prolongado encarnizamiento
terapéutico y muerte de su madre, Jack y su hermana Margo comenzaron a
investigar a cerca de qué otras opciones tienen estas personas, a las cuales se
les alarga su muerte. Así descubren la eutanasia y el suicidio asistido,
métodos del fin de vida que ya habían sido tema en países europeos, y que ahora
él quería reproducir en los Estado Unidos. Comenzó a especializarse entonces en
la tanatología o medicina en muerte, pero, siendo la eutanasia ilegal, decide
comenzar su “nueva carrera” ideando técnicas de suicidio asistido y clínicas de
suicidios.
Un
día observa una noticia a cerca de un hombre que había sufrido una lesión de la
columna hace más de 20 años, había quedado parapléjico y después de fallidos
intentos de llevar una vida independiente, pedía ser desconectado; pero el
estado no estaba dispuesto a facilitarle el término de su vida. Entonces Jack
crea una máquina, el “mercitron”, el cual era accionado por la misma persona,
donde el mecanismo inyectaba un sedante y luego una dosis letal de cloruro de potasio
provocaba un paro cardíaco. A pesar de haber pedido la asistencia de Jack, los
doctores que lo atendían, no dejaron continuara, ya que la insistencia de Jack
para que el paciente donara sus órganos, provocaron que “el paciente se alterara”.
Pronto
la historia de este curioso personaje comenzó a hacerse conocida por los medios
de comunicación locales y nacionales. Esta “fama”, provocó que mucha gente
conociera su profesión, y fue entonces que Jack comenzó a realizar video
consultas con la gente que requería de
su asistencia. No faltó mucho tiempo para tener su primer paciente, Janet
Adkins, quien sufría de alzheimer, pero que teniendo momentos de lucidez estaba
determinada a no continuar con su vida. Ya tenía la máquina pero faltaba el lugar
donde realizar el suicidio, entonces busca a la señora Janeth Good, de “Hemlock
society”, a la cual le pide si le facilita su casa. Lamentablemente su esposo
no aprobó que se realizara esto, por lo que el doctor tuvo que,
improvisadamente, adaptar su camioneta y asistir en el suicidio en medio del
bosque. Los policías retuvieron a Jack, mas no pudieron acusarlo de ningún
cargo, ya que todo indicaba que había sido un suicidio. De todas formas, su
hermana Margo le sugiere conseguir un abogado para protegerse legalmente,
porque era claro, que querían acusarlo de homicidio. Entonces contacta a
Geoffrey Fieger, un famoso abogado que Margo había visto en la televisión.
Pronto
la señora Good volvió a contactarse con Jack, para darle su apoyo, pero
sugiriéndole que no presionara con la donación de órganos, y que además planteara
criterios de inclusión y una evaluación multidisciplinaria que incluyera una
evaluación sicológica de los pacientes. Luego,
participa en un suicidio asistido doble, por el cual es detenido, y donde, a pesar de los alegatos de su abogado,
el Dr. Kevorkian es encerrado en una celda. Después de 3 días de huelga de hambre,
su abogado paga la fianza y es liberado, liberado en contra de su voluntad ya
que pagar la fianza significaba para él nada más que aceptar los cargos por los
cuales se le tenía confinado e invalidar su propósito. Además de esto el Estado
revoca su licencia de médico, como un intento de parar estas muertes
planificadas, ya que sin licencia los proveedores no podían venderle insumos
médicos ni él prescribir medicamentos.
Es
invitado entonces a un programa de televisión donde expresa su punto de vista acerca
de la vida humana y el quehacer médico. Lamentablemente tanta exposición
provocó que el señor Kevorkian fuera perseguido y allanado, e incluso confiscan
la bodega donde guardaba sus insumos y
archivos personales, ya que uno de las cuentas del doctor fue pagada con un
cheque de la sobrina, y así la policía pudo rastrearlo; y debido a este
conflicto Jack discutió fuertemente con su hermana, y se mantuvieron enojados
por un tiempo, hasta que Margo decidió que era momento para perdonarse, y
cuando se juntan, ella le cuenta que había sido despedida de su trabajo debido
a la “fama” que había ganado su hermano.
A
pesar de todos los intentos, no pueden detener la misión del Dr. Kevorkian,
quien sigue con las sesiones de entrevista
grabadas, con la ayuda de su amigo Neal y la señora Good.
La
comunidad comenzó a manifestarse frente a la casa de Jack, su ahora conocida
profesión estaba impactando en las creencias de la sociedad, donde mucha gente
no estaba de acuerdo con sus prácticas ya que intervenían con la voluntad de
Dios.
Sin
tener más insumos, su amigo Neal consiguió dos tubos de gas, los cuales
racionaría con sus pacientes, utilizando una especie de caja con plástico
transparente. Uno de ellos, un paciente con enfisema, durante el procedimiento
pidió que le sacaran la caja que estaba sellada, ya que el aire se estaba
calentando produciéndole molestias, pero luego quiso continuar. Jack, tenía
registros de todos sus pacientes, incluyendo el proceso de muerte, pero este
incidente de la caja produjo serias dudas del profesionalismo y ética del
doctor, ya que ante los registros, hacía parecer que Jack había continuado con
el proceso “a pesar” de que el paciente quería que le sacaran el aparato.
Luego
de esto ocurre la sorpresiva muerte de Margo debido a un ataque cardíaco,
además Jack es desalojado de su casa por lo que su abogado le consigue un
departamento. A pesar de todo Jack continua con su proeza, y arrienda un
pequeño local en la ciudad al cual llama The Margo Janus Mercy Clinic, pero
posteriormente el dueño los obliga a abandonar el lugar luego de enterarse que
el doctor realizó otro suicidio asistido.
La
señora Wood, quien se había convertido en su amiga y compañera, les anuncia que
ha sido diagnosticada de cáncer pancreático y que tiene 6 meses de vida, pero
continuará luchando tratándose con quimioterapia, hasta que finalmente decide
ser paciente de Jack y se suicida.
Jack
siguió siendo citado a varios “intentos” de juicio, pero sin pruebas
contundentes, y sumándole los testimonios de las personas a quien ayudó,
siguieron ganando. Su abogado el Sr. Geoffry Fieger, aprovechando de su nueva y
popular imagen decidió postularse de gobernador, y más aún, rechazando el
suicidio asistido colocándose en una clara oposición hacia el que antes fuera
su cliente; sin embargo no salió como fue planeado ya que pierde en las
votaciones. Mientras esto ocurre, los políticos están tramitando una ley que
impide legalmente que el doctor pueda continuar asistiendo suicidios, y sin el
apoyo de su abogado, no hay quien detenga este proceso.
Entonces
Jack conoce a Tom Giuk quien fue diagnosticado con el mal de Luckgarin, el cual
le destruyó sus músculos y lo tenía con dolor insoportable, pero debido a esta
condición, Jack debió cambiar sus métodos, y grabó su primer “homicidio”
practicando la eutanasia. Luego este vídeo lo hizo llegar a los medios de
comunicación y fue transmitido por televisión, lo que provocó un nuevo juicio
en contra del doctor Kevorkian, pero esta vez el cargo de suicidio asistido fue
sustituido por el de homicidio premeditado, y de esta forma, la defensa no
podría utilizar las declaraciones de las entrevistas grabadas, eliminando así
las “simpatías con el jurado”. Esta estrategia tuvo sus frutos, y la defensa de
Jack no fue suficiente. Finalmente fue declarado culpable de los cargos de
homicidio en 2º grado y de administrar sustancias controladas, y condenado a la
pena máxima de 10 a 25 años, de los cuales cumplio sólo 8 años y medio y fue
liberado finalmente en 2007 a la edad de 79 años.
Principios
bioéticos
Hablamos
de estos 4 principios bioéticos: la autonomía, beneficencia, no maleficencia y
la justicia, los cuales son la base de una atención de calidad para la persona
que, habiendo perdido la capacidad o no tener las competencias necesarias,
necesita de ayuda externa para recuperar su estado de bienestar biopsicosocial.
Todos estos se encuentran insertos en la trama de esta historia, de modo que se
entrelazan, compiten y generan una serie de dilemas que son importantes de
analizar tanto para evaluar el quehacer del profesional de salud, como en el
quehacer diario.
La
historia enmarca una serie de conflictos bioéticos, en torno al derecho a la
vida, a la calidad de vida y a la muerte digna y humanitaria. En su quehacer
profesional, el doctor Kevorkian ensalza sus acciones en base al principio de
autonomía, el respeto por las decisiones libres, voluntarias e informadas,
donde el paciente tiene el derecho de no sólo aceptar la opción que este doctor
les está ofreciendo, sino que, puede detener el procedimiento en cualquier
momento, o sea de cambiar de opinión, sin consecuencias hacia sí mismo ni hacia
el doctor.
Los
pacientes tenían la autonomía de decidir si querían o no morir, e incluso
podemos ver que en las grabaciones, el doctor si bien hacia preguntas, éstas
eran abiertas, donde se daba la oportunidad de que la persona y su familia
mostraran todo su sentir interno, sus razones, propósito, y dudas que tenían a
cerca de la situación en que se encontraban. El doctor les dio no sólo al
oportunidad libre de elegir, sino que
respeto sus necesidades y razones.
Una
de las acciones más importantes que transcurre en esta historia es la
intervención de la señora good, quien
sugiere la evaluación multidisciplinaria y sicológica, ya que es importante
considerar que una persona con autonomía
disminuida, quien puede no tener la capacidad
o competencias para darse
normas o reglas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas,
por lo que es necesario y una obligación actuar en beneficio de esa persona,
promoviendo sus legítimos intereses y suprimiendo prejuicios, lo que llamamos
principio de beneficiencia.
El
principio de beneficiencia supone no solo curar y cuidar, sino que actuar en
pos de la mejor calidad de vida que le podemos otorgar al paciente. Podríamos
decir que la “misión” del Dr. Kevorkian, se entiende como darle la oportunidad
a la persona de acabar con su propia vida, luego de que esta ya no fuera de
calidad. Es por esto que es necesario que el rol de los profesionales de salud,
se desenvuelva desde una medicina más humanizada. La beneficencia es actuar
siempre por el beneficio del otro, en tanto, si la persona considera que lo más
beneficioso es actuar para terminar con su vida ya que siente que seguir con
ella es más un castigo y le causa más daño ¿no es caritativo ayudarle?, si esta
persona es autónoma, tiene todas sus capacidades mentales y es capaz de
decidir, si esta persona considera que lo mejor es no vivir más ¿Quiénes somos
para juzgar?
Si
bien, podríamos decir que este doctor, con sus buenas intenciones de ayudar a
la gente a “acabar” con su sufrimiento ¿Qué ocurre con el principio fundamental
de la no maleficencia? La no maleficencia es no dañar física o psíquicamente,
evitar el dolor físico y sufrimiento psíquico.
Por un lado, el suicidio asistido, es la elección de estas personas, que
teniendo un problema fisiológico, es imperante darnos cuenta que esta falencia
física tiene un gran impacto en la esfera psicológica y emocional, por lo que
sería más que nada una “no maleficencia”, en la que evitamos que la persona
siga teniendo un sufrimiento psicológico. Por otro lado, el suicidio asistido
estaría contradiciendo este principio, ya que estaría infringiendo al ayudar a
causar la muerte de esta persona, y la muerte en sí es socialmente visto como
algo negativa.
Al
hablar de dar a cada uno lo suyo y tratar a cada uno como corresponde, nos
referimos al principio de justicia, donde debemos considerar no sólo los
derechos de las personas, sino que también otorgar un cuidado justo y
equitativo. El doctor les daba la oportunidad de ser atendidos a todos los que
lo solicitaran, pero sólo realizaba estos procedimientos a los cuales “de
verdad lo necesitaban”, o sea entregarle a cada uno de los que es
debido. De este modo Jack otorgo una
atención integral con base en la dignidad de la persona,
y al mismo tiempo, una atención individual, tomando en cuenta las necesidades
de cada uno.
Ética
del cuidado
La ética del cuidado se fundamenta en el respeto a la integralidad
del ser humano, considerando todas sus características individuales al administrarle
el cuidado y proteger su integridad. Este aspecto hace referencia a la calidad
del cuidado, que comprende la atención de las necesidades básicas de la persona
en forma oportuna y segura, atendiendo las dimensiones social, biológica,
espiritual, mental que se basan en los principios éticos de beneficencia, no
maleficencia, autonomía y justicia. Los constructos éticos del cuidar son
virtudes básicas, necesarias e
ineludibles que se requieren para cuidar a un ser humano.
Jack Kevorkian creía fehacientemente en que las personas tenían
derecho de elegir su muerte, ya que un trato humanitario y digno, no consiste solo en mantener viva a la
persona el mayor tiempo posible, ya que esto implicaría el pasar a llevar su
propia autonomía, sus necesidades, sus creencias, e incluso, puede llegar a
involucrar un encarnizamiento terapéutico y disminución de la calidad de vida.
La compasión, como constructo fundamental de la tarea de cuidar,
implica una virtud moral donde se debe tener la capacidad de interiorizar el
sufrimiento del otro. ¿cómo no sentir compasión de una persona que está
sufriendo?¿cómo no ayudar a esa persona?¿y si esa persona nos dijera ayúdame a
morir? No podemos negar que la motivación de Jack de realizar estos
procedimientos son en base a la pura compasión dinámica y entendimiento del
otro, quien ya no desea vivir esa vida, entender que esa persona, que es
autónoma y que es capaz de tomar sus propias decisiones, necesita paz y
tranquilidad, ¿y si consideran que la única manera de lograrlo es con su muerte
voluntaria? ¿No es ser solidarios y compasivos ayudar a la persona a acabar con
su sufrimiento? Al presenciar el sufrimiento de una persona, y si sentimos esa
verdadera compasión, una compasión real implica una acción para mejorar dicha situación,
no podemos quedarnos quietos sin hacer nada ya que la compasión es el vector
principal de la acción, pero, y si esa ayuda implica su muerte ¿es moralmente
correcto?
Como segundo constructo de la ética del cuidar tenemos la
competencia, que implica desarrollarnos profesionalmente de forma óptima en el marco de nuestras capacidades. Es
necesario para ayudar al otro y otorgarle cuidados, tener los conocimientos
implicados en el quehacer profesional, ser especialistas en nuestra área, y más
que nada tener un marco conceptual relevante al momento de otorgar un cuidado
integral, tanto habilidades, procedimientos, como conocimientos del ámbito
legal, fisiológico y sicológico. El Doctor Kevorkian, no sólo era un
especialista patólogo con grandes conocimientos de fisiología, sicología y
comunicación, sino que tenía una gran inventiva y sed de conocimientos, tenía
la capacidad de mirar de forma global las situaciones, lo cual le permitiría
tener las competencias necesarias para practicar no sólo la medicina, sino que
la medicina de la muerte.
Durante esta historia, pudimos observar que Jack, siendo su
doctor, se convertía prácticamente en el confidente de cientos de personas, ya
que estas exponían ante él y las grabaciones, su ser más íntimo y vulnerable.
Aquí podemos mencional el tercer constructo, la
confidencialidad, donde es muy importante la escucha activa y la
discreción del profesional. Si bien el Doctor Kevorkian tuvo un papel de
escucha respetuosa hacia sus pacientes, respetando sus decisiones y razones, no
actuó de forma discreta, ya que las grabaciones de las entrevistas y aún más la
grabación del homicidio por el cual fue condenado, al haber sido expuestas ante
el jurado y la televisión pasan a llevar enteramente la confidencialidad de sus
pacientes. Si bien su objetivo era ayudar a estas personas, no podemos dejar de
lado la falta de criterio profesional y ético
al tomar decisiones como dejar que los medios de comunicación muestren
de forma indiscriminada una situación
tan privada que le fue confiada.
La confianza como constructo implica eje central del cuidar, ya
que para cuidar a una persona es necesario que se forme un vínculo de
confianza y de esta forma la persona se
pone a la disposición del cuidador. La
confianza en su capacidad de sanar, la calidad de sus cuidados y su
sensibilidad son los elementos constitutivos para el reconocimiento no sólo
profesional, sino también moral del cuidador. Este vínculo de confianza se va
desarrollando con el tiempo, al demostrar su eficacia y eficiencia, y realizar
acciones que nos alejen del cuidado impersonal, el engaño, la extorsión o el
abandono. De este modo, la actitud sincera, directa y bondadosa de Jack con los
pacientes, facilitó que ellos creyeran en sus capacidades y conocimientos, y de
este modo dejaron sus propios objetivos fueran cumplidos bajo el criterio del doctor sin llegar al
paternalismo.
Finalmente, la conciencia, es un constructo que pertenece a
nuestro mundo interior, una virtud entendida como un proceso integrador que nos inclina a la
reflexión y la prudencia, ya que la formación en la reflexión crítica
sobre el comportamiento profesional es fundamental para evitar comportamientos
no éticos y no olvidar que la persona que está bajo mis cuidados es un ser
humano vulnerable que tiene su propia dignidad. Entonces es muy importante
reflexionar acerca de nuestras acciones, los factores y las dificultades que
pudieran influir en el acto de cuidar, y
de esta forma tener una visión integral
de la situación.
El
doctor Kevorkian, tenía un objetivo claro, estaba consciente de sus
capacidades, y se aseguraba de conocer el mundo interior de sus pacientes, sin
embargo, a pesar de todas las trabas que la sociedad le estaba imponiendo, el
continuaba sin una mayor reflexión de las consecuencias. Entonces ¿realmente no
estaba consciente de las consecuencias e implicancias de sus actos o
simplemente no le importaba? Él podía reconocer las dificultades, ya que ideaba
maneras de sobrepasarlas, sin embargo, quizás la falta de consciencia de las
mismas, provocaba que él llegara a pensar que su actuar era sin lugar a dudas
la mejor de las proezas, generando un sesgo que pudiera llegar a banalizar sus
acciones.
Por otro lado, el actuar de Jack generó en la comunidad un gran revuelo,
poniendo sobre la mesa un tema éticamente delicado, pero necesario de evaluar.
Es en tanto que las acciones de Kevorkian dieron paso a una revolución de
conocimientos, y generando en la misma comunidad diversas posturas sobre el
tema, y por ende creando consciencia.
Conclusión
Conclusión
Cada
ser humano es autónomo, ya que puede gobernarse a sí mismo, determinar su
propio destino y aceptar responsabilidad por sus acciones. Por tanto, es
imperante respetar las decisiones de estas personas, cuando se encuentran
vulneradas por su estado de salud.
La Bioética está orientada a resolver con
rectitud y mediante el entendimiento, los problemas morales en el cuidado de la
vida. Es así que acentúa la predominio
de la autonomía del paciente en la toma de decisiones como acciones autónomas, porque
la dignidad humana consiste en darse leyes a sí mismo y éstas son producto de
una voluntad legisladora intrínseca que se guía siguiendo el punto de vista de
la validez universal de la ley y no del voluntarismo caprichoso. Entonces
implica reconocer que la ética de
los cuidados paliativos se encuentra presente en ciencias médicas en general,
aunque es preciso identificar cuáles son las necesidades específicas que surgen
en el contexto del final de la vida.
El
respeto del principio bioético de la autonomía desde la perspectiva de la “ética
del cuidar” puede presentar ciertos problemas que no siempre son contemplados,
como por ejemplo: la toma de decisiones en una situación de deterioro
cognitivo. Debemos intentar respetar los deseos del paciente, pero no siempre
es fácil conocer con exactitud cuáles son estos deseos, ya sea por la urgencia,
por la minusvalía del enfermo, o por dificultades de comunicación con el
paciente o con la familia.
La
motivación del doctor Kevorkian parte de la experiencia con pacientes y
familiares, donde sus intenciones no eran más que una manifestación en contra
de los métodos de fin de vida que si eran “legales” y respaldados por la ley,
donde se hacía sufrir aún más a la persona haciéndolos morir de hambre, acción
que Jack señala no es distinto a los métodos nazis de tortura, ya que se
alejaban claramente de los principios bioéticos. “Cuando la ley es inmoral, debemos desobedecer”.
La
enfermería como profesión está abocada al acto de cuidar, lo cual incluye la
recuperación de la enfermedad como también los cuidados paliativos para otorgar
una muerte buena y digna, es decir morir sin dolor ni sufrimiento. Las
relaciones enfermera-paciente no siempre son fáciles, en muchas ocasiones
presentan problemas éticos cuando existe diferencia de criterios morales entre
el paciente y la enfermera, entrando en conflicto los principios de autonomía y
beneficencia. Por lo tanto es necesario respetar las creencias y valores del
paciente en la toma de decisiones, así como acompañarlo, otorgarle un adecuado
control de síntomas y evitarle la soledad en esta etapa de su vida.
En
la tarea del cuidar, es muy importante considerar los principios bioéticos y, el
respeto y el cuidado de la vida humana.
Pero cuando hablamos de los cuidados paliativos y el buen morir, como
enfermeras, otorgamos un cuidado abocado al acompañamiento durante el
proceso, mantener la autonomía y
bienestar de esta persona. Un buen morir no es alargar la vida en base a un
encarnizamiento terapéutico, sino limitar el esfuerzo terapéutico y evitar la
obstinación. Por otro lado debemos asegurar el uso proporcionado de los medios,
incluyendo la nutrición e hidratación artificiales, esto significa que como
profesionales debemos ser la herramienta
para mantener un nivel de calidad de vida que signifique una armonía de su
cuerpo, mente y espíritu.
La
eutanasia es un dilema bioético, que si bien no existe aún un consenso legal ni
moral, podemos afirmar que implica una serie de conocimientos y competencias
por parte de los profesionales de salud, y de la comunidad. Esta decisión,
tomada consciente e informada podría ser la culminación de la autonomía de las
personas, siendo no más ni menos que la última decisión
que tomarían en su vida.
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