domingo, 13 de octubre de 2013

Ética para Amador (Ensayo) por Priscila Herrera

Introducción:

“Ética para Amador”, del escritor Fernando Savater, es un práctico libro que nos lleva a reflexionar sobre como poder vivir la vida éticamente. Libertad y responsabilidad son palabras que se repiten a lo largo del discurso y/o de los ejemplos históricos o cotidianos que le daba este padre a su hijo.

Desde muy pequeños somos introducidos al mundo, como seres sociales, que poco a poco nos vamos descentralizando de ser los receptores de todas las atenciones del medio, a nosotros poder focalizar nuestra atención en el otro, desenvolviéndose así, nuestro desarrollo moral, pasamos de ser completamente egocéntricos e instrumentalistas a convertirnos en unos verdaderos comprometidos por los principios éticos, para el bien de la sociedad y el nuestro.

Comenzamos a tomar decisiones, por muy pequeñas que sean, que van formando la base de nuestros futuros días, años y finalmente de nuestras vidas, en las cuales, muchas veces nos equivocamos, y así comenzamos a separar, lo bueno de lo malo, lo que nos conviene de lo que no, lo que es digno de repetir de lo que jamás volveremos a hacer. Y así nos vamos insertando dentro de un contexto lleno de costumbres y órdenes, en donde el medio termina ejerciendo mucha influencia en nuestras vidas, y nos termina formando.

  Cuerpo del Ensayo
Síntesis del texto:

El autor nos habla acerca de lo bueno y lo malo, y como esto es relativo para cada cual. Lo que es bueno para mí, puede que no sea bueno para el otro, y lo que yo creo que puede ser bueno para mí, puede ser precisamente perjudicial, todo varía por las percepciones de lo que creemos que nos conviene en cada una de las decisiones que tomamos.

Nos diferencia de los animales, anunciando que somos seres racionales, y por ésta razón, podemos equivocarnos, de este modo, comenzamos a experimentar la “libertad”, una libertad que si bien no nos permite escoger lo que nos pasará, si nos da una amplia gama de respuestas o caminos a seguir a lo que nos pasa, por lo cual, el autor nos insta a tener una mayor capacidad de acción, para poder obtener mejores resultados de nuestra libertad.

Luego el autor, plantea la siguiente pregunta: ¿por qué he hecho lo que hice?, ya que nuestras acciones supuestamente las deberíamos decidir nosotros, es así como comienza a relatar, acerca de cómo nuestras vidas muchas veces y en muchas acciones cotidianas se vuelven una rutina, relataba como realizamos acciones sin premeditación y casi intuitivamente, llamándolas “costumbres”, también nos da a conocer que a parte de las costumbres, también existen las “órdenes”, en donde, alguien nos manda a hacer algo, en donde nosotros esperamos un castigo o una recompensa, marcando así nuestra libertad de acción y decisión, y por último, están los “caprichos”, que sencillamente es lo que nos apetece hacer. Es en ese momento, en donde debo reflexionar si lo que hago es por la costumbre de hacerlo, porque me lo mandan, o porque lo quiero. Y en el fondo Savater nos plantea que nos preguntemos a nosotros mismo que hacer, y no a terceros, para así poder darnos una buena vida, pero siempre considerando la opción que a la larga nos hará bien, y no en el simple momento, Savater ejemplifico esto, con Esaú, que vendió su primogenitura por un plato de lentejas, tan solo porque venía de cazar con hambre.

Savater posteriormente, nos habla de que la única obligación que tenemos en esta vida, es la de no ser “imbéciles”, palabra que viene del latín “báculos”, que significa bastón, nombrando a sí diferentes clases de imbéciles, que son quienes necesitan un bastón para caminar. Incitándonos a que para poder evitar esto, debemos tener “conciencia” frente a cada una de las decisiones y/o acciones que tomemos, pudiéndose desarrollar esta, a través de la práctica. Y nos insta a que frente al remordimiento ante algunas decisiones que tomemos, debemos ser responsables con ellas, y actuar en pro de ésta situación, aceptando las consecuencias, y considerando nuestros errores para las decisiones del ahora y del futuro.

Luego el autor nos plantea que si hacemos el mal a los demás nos lo hacemos también a nosotros mismos porque ese mal nos va a ser devuelto, tarde o temprano. Antes de hacer algo a alguien debemos ponernos en su lugar y ver como nos afectaría, y Savater llama a esto, “humanidad”. Y partía desde la base que tratáramos al otro, poniéndonos en su lugar, adoptando su punto de vista, tomando en cuenta sus derechos y los que le faltan, y tratar de comprender desde lo más intimo de nuestro ser, lo que siente y sus razones de acción.

Para continuar nos habla, acerca de la diferencia del uso y el abuso de ciertos placeres, ratificando la diferencia en notar si mi vida se va enriqueciendo, gustándome cada vez más vivirla o si mi vida se va empobreciendo, en donde la vida misma ya no me interesa, sino solo ese particular placer, con el uso o abuso respectivamente del placer.

Finalmente, termina con la “solidaridad”, en donde muestra que la ética no es para reprender al vecino, sino para mejorarse a uno mismo. Y llama a la ecuanimidad. Terminando relacionando la ética con la política, en donde ambas están relacionadas con la libertad, y donde no podemos pretender llevar una vida ética aislados de los asuntos políticos.

Y plantea que la mejor política es aquella que pudiera tratarnos a todos por igual, sin aplastar a los que se encuentran “abajo” y destruyendo la envidia y orgullo de los que están “arriba”, dándole a cada cual una vida justa y digna, alejándose lo que más pueda de lo malo y aferrándose a la bueno.

Análisis del texto:

Si bien, no estoy del todo de acuerdo de que el texto base gran parte de sus argumentos en uno mismo, y no en un genuino interés por el otro, sin importar la recompensa que puedo recibir a cambio, considerando personalmente que si bien la ética comienza en uno mismo, y en nuestros intereses y amor propio, la base de ella está en el otro y en que puedo hacer, para que el otro pueda estar igual de feliz que yo, por lo cual no me gusto que de los nueve capítulos, solo uno se enfocara realmente en el otro, mientras los otros ocho, eran completamente egocéntricos y centralizados en el yo. A pesar de esto hay varios ejemplos y posturas que fueron bastantes valiosas para mi vida.

Me pareció bastante válido, cuando cito la historia bíblica de Esaú, en donde el por un simple plato de lentejas, cedió su primogenitura, afectando así el completo desarrollo de su vida. Me hace reflexionar de cuantas veces tomamos tan malas decisiones solo por un placer momentáneo y fugaz, y nos cuesta mucho dimensionar las implicancias y consecuencias de éste para nuestras vidas por el deseo insaciable de tener lo que queremos en ese preciso momento, y esto me hace pensar y al situarlo en el otro, y en nuestro quehacer profesional, en que muchas veces le enseñamos a las personas que tomen soluciones “parche”, e incluso los médicos, tantas veces solo enseñan a tomar analgésicos y ¡ya!, como si eso pudiera solucionar el problema de base. Y las personas viven su vida solo con lo que le trae satisfacción en el momento, y comenzamos a formar la sociedad completamente hedonista, enfocada en satisfacer nuestros deseos, sin importarse en el otro, que es lamentablemente en donde nos encontramos inmersos hoy en día.

Me gustó cuando el autor, al referirse en cuanto al ponerse en lugar del otro, habló no tan solo de hacerlo por cortesía, por obligación o porque es éticamente “correcto”, sino que lo dijo desde lo más íntimo de su ser, hablaba que ponerse en lugar del otro, se trata de no solo entenderlo en el momento, sino de tratar de involucrarse tan profundamente en el otro, no tan solo viendo el momento presente que esta viviendo, sino todo su contexto e historia, las razones por la cual actúa como lo hace y entender lo que siente.

También coincido de que lamentablemente, el entorno ejerce mucha fuerza en nuestro quehacer cotidiano, incluso pudiendo traspasar nuestros propios intereses, y razones por las cuales estamos en donde estamos, influye incluso tratando forzosamente de cambiar nuestras propias perspectivas por la que más se acomoda al medio, que muchas veces no es la más adecuada, ni tampoco la mejor para la sociedad, ni para mi misma. Igual me da pena pensar que tantas veces nos movemos en busca de nuestros propios intereses, y nadie esta dispuesto por moverse por el otro, por salir de su zona de comodidad, aceptar sus errores, buscar mejores caminos para que tanto el otro como, podamos vivir en un mundo con más “humanidad”, que siento y veo que esto se ha ido perdiendo a lo largo del tiempo en nuestros tratos con los demás.

Conclusión:

La ética debería correr por las venas de cada enfermera(o), ya sea que este en proceso de formación, de pregrado o tenga un postdoctorado con ella(el). Cada uno de nosotros deberíamos estar sumamente consciente todo el tiempo de que no estamos trabajando con máquinas, que el dinero no es la prioridad al final del día laboral, que nuestro éxito no depende de cuantos títulos o reconocimientos podamos poseer, ni que tampoco nuestro objetivo es volvernos los enfermeros más eficientes en cuanto a técnicas realizadas por minuto. Debemos entender que si día a día nos esforzamos, es con el único propósito de realizar una mejor gestión del cuidado, ¿y cómo hago eso?, pienso que cada uno debería pensar en la persona más importante que cree que tiene en la vida, y mentalizar que ese completo extraño que está al frente nuestro, es aquella persona, y ponernos en su lugar, y hacer todo lo que este en nuestro alcance para satisfacer su(s) necesidad(es). 

Lamentablemente, creo que la enfermería se ha deshumanizado, que hemos olvidados la razón por la cual estudiamos lo que estudiamos, y hacemos lo que hacemos, quizás el medio está ejerciendo demasiada presión sobre nosotros, y nos está desviando de nuestro foco primordial de atención, que es la persona misma.

Pienso que muchas veces, si tan solo la enfermera, se parara de su “cómodo” asiento, se relacionara interconectadamente con el equipo multidisciplinario y el usuario, si ella escogiera con la libertad y responsabilidad que le corresponde, estoy segura que las cifras de morbimortalidad a lo largo del país y mundo, serían muy diferentes, porque para ser sinceros, debemos reconocer, que la enfermera día a día le está pareciendo muy aburrido y laborioso trabajar con ética, con el verdadero sentir y significado de la ética.

Nuestro labor y mi labor, es hacer oídos sordos a la presión del medio, dejar las plantillas y la rutina del día en la casa, y cambiarlos por un real interés por cada persona con la cual nos topemos en el día, y cuando digo cualquier persona, no hablo solo del usuario, sino que también me refiero a mi equipo de trabajo. No puedo pretender realizar un trabajo exitoso de salud, junto con personas que veo todos los días con las cuales no soy capaz de poder mantener una sana relación interpersonal con ellas(os). La batalla no la ganamos como llaneros solitarios, sino en equipo.

Y no podemos, ni puedo olvidar, que cuando llegue a ser enfermera, no seré enfermera solo al entrar al consultorio y/o hospital, seré enfermera siempre, las 24 horas, los 7 días de la semana, y la ética debe ser la base en la cual me afirme fuera y dentro de mis horas de trabajo, mi vida se debe guiar bajo principios éticos irrenunciables y sumamente arraigados a mi ser. 

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